No more...

Un rostro marcado por ríos de agua de un sabor peculiar y familiar. Aquel rostro no me es nada desconocido, en él se puede notar unos labios ensangrentados y secos; faltantes de vida. Con una boca llena de tantas palabras que se ahogan en su garganta, aquel ser tiene un corazón colmado de sentimientos encarcelados, cautivos y marchitos, pero plenos de anhelos de libertad, de esperanzas e ilusiones, que van quedando inertes desfalleciendo en un frió suelo de un lugar ahora creado por un corazón que se niega a seguir latiendo, tornándose tan duro como el diamante y tan frió como el invierno, sintiendo que cada día que pasa la muerte va marcando su tiempo, un tiempo infinito de tristeza.

Los días trascurren con amaneceres de soledad y anocheceres de nocturnos desvelos, abrazando un sueño y llenándose las manos de caricias ausentes, divagando entre copas y el humo de un cigarro, creando mundos inexistentes repletos de momentos felices, entre aquellos momentos su pesar es nulo, deja de lado su realidad en aquella donde se ahoga en su tristeza, donde grita el nombre de ella sin escuchar respuesta, en aquella realidad donde sus palabras de amor se enmudecen, pues como podrían ser escuchadas tales palabras por alguien que no esta, y así en sus alucinaciones se hace creer que por fin ha encontrado la luz, que esta vez la esperanza no murió, que el sueño por fin dejo de serlo para tornarse verdad.

Inesperadamente un trueno lo trae a la realidad, haciendo eco por la habitación poco a poco va cayendo en cuenta, de que solo fue una broma mas de sus anhelos, la sonrisa involuntaria que tenia se ha borrado de aquel rostro, el cual es reflejado en una ventana de una fría habitación, los destellos de los truenos iluminan una cuidad gris la cual es bañada por la lluvia, un relámpago mas hace reflejar el rostro pálido en aquella ventana donde se puede ver las lagrimas recorrerlo una vez mas, al lado de él en un buró se encuentra una carta que hace días fuese escrita, encima de ella esta un revólver que en una ocasión enmudecido quedo, talvez hoy sea diferente algo dentro de él lo impulsa a terminar de tajo un destino incierto, ya no puede seguir así y se cuestiona- ¿Para que seguirle llorando?, y la respuesta siempre la tuvo frente a sus ojos, entre sus brazos vacíos y entre sus sentimientos marchitos. Para que seguirle amando si nunca estará a su lado.

De nueva cuenta tomo el revólver como en aquella ocasión, amartillo y...