enero 06, 2012

Epistula Brevis...

Y así en chinguiza a uno le brotan las letras cual si fueran improperios de un vil vulgar en burlesque de los años 40’s, que ante exuberantes féminas quien con movimientos cadenciosos de sus torneadas caderas, incitan al más bajo y soez calo de la barriada.

Brotan sin antes cavilarlas por instantes en la mente, la cual divaga entre escenas que se desarrollan por la quimera infinita e ilimitada de tiempo. Van las palabras una a una circulando por la estela centellante rumbo al torrente que desemboca en el amplio, basto ó tan pequeño y tan insignificante trozo de papel; lienzo del poeta…

Chorreante va la tinta como si se tratara de la cera de una vela, desbordándose sobre el papel los pensamientos, sentimientos y añoranzas que se transforman en aquel trozo en letras; manuscritos que revelan sinrazones, amoríos, tragedias y despechos. Gritan en silencio haciendo eco en las personas que tienen el privilegio de saber que es la lectura.

Miles de escenas e ideas circundan en la mente y en el corazón de quien escribe con la sinceridad por norma, más no presuntuoso de saberse aclamado por sus obras, ya que en su humildad llevara consigo su grandeza.

Y así como llegan también puede ocurrir que sean inexistentes, pero siempre estarán presentes y solo es cuestión de un destello fugaz o solo es cuestión de un momento, para que de nuevo se desborde el fluido caudal de pensamientos que se convertirán en letras, para el placer de los que saben apreciar el más humilde corazón.

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